«Que mi madre cuente esto me hace pensar que verdaderamente está a gusto con lo que está contando y lo que está viviendo. Fueron las expresiones de Chabelita al percibir la historia de amor de su madre, contada desde las playas de Honduras. La tonadillera ha contado su historia amorosa con Paquirri, el gran amor de su vida. Esa fue la gota que colmó el vaso, entre otros problemas de fondo que ya se hacían insostenibles. Para su desgracia, Encarna asimismo, ya que se dice que la periodista fue la que pagó el millón que costó la liturgia.
Isabel Pantoja ha tenido una vida intensísima, que le ha llevado a pasar por la cárcel para cumplir condena por el caso Malaya. Más recientemente, participó en el certamen Sobrevivientes y, ahora, está recluida en la finca Cantora, donde está al precaución de su madre, doña Ana, que sufre de una patología degenerante. Desveló Kiko Matamoros en Sálvame que en los primeros compases de la amistad, Ana Martín asistió llorando a los brazos de Tony Caravaca, representante de Isabel, para decirle que había asombrado a su hija con Encarna en una habitación de resort. A pesar de la separación de Paquirri y Carmen Ordóñez, el torero siempre le dio un colosal importancia a sus hijos, Francisco y Cayetano, que estuvieron en primera fila observando el “Sí, deseo” del diestro. Aquel 30 de abril de 1983, puso de cabezas a toda Sevilla, para disfrutar y ser testigo de mucho lujo de la que fuera la boda del año entre la inigualable cantante y el gran Paquirri y esa fecha se grababa a fuego en la memoria de Isabel. El 30 de abril, no es un día mucho más en la vida de Isabel Pantoja, sino más bien una fecha que continúa inalterable en sus recuerdos mucho más preciados, y que con esa correcta relevancia, la sevillana cumple a rajatablas con su rutina.
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No volvió a casarse, pero sí ha mantenido relaciones muy sonadas como con Julián Muñoz. Isabel y Paquirri formaban entre las parejas más guapas y conocidas de los ochenta. Él se encontraba divorciado de Carmina Ordóñez y era entre los toreros mucho más exitosos del momento. El de el fue un idilio que ocupó las portadas de las revistas y enamoró a todo el país. Pero su historia de amor se vio truncada en el momento en que, el 26 de septiembre de 1984, el profesor murió gracias a una cornada mortal en Pozoblanco. Por eso, ya es una tradición que, tanto el día del cumpleaños de Paco – como Isabel Pantoja le llamaba – como el de su aniversario de boda, como el de la muerte del torero, la tonadillera tenga un emotivo recuerdo a su marido.
De envuelta por admiradores en su boda a sostenida por una multitud en el entierro de su marido, y de ahí a prácticamente linchada una turba. Una tonadillera virgen y un torero divorciado y con 2 hijos se casaron el 30 de abril de 1983 en Sevilla en olor de multitudes. En ese momento nacía otro mito, el de “la viuda de España”.Isabel perdía a su marido y se quedaba sola con un bebé de siete meses. La Pantoja es la última de su clase, de una casta liderada por Concha Piquer, Estrellita Castro, Imperio Argentina, Lolita Sevilla, Marifé de Triana, Juanita Reina, Rocío Jurado, Lola Flores o Carmen Sevilla. A todas las ha subsistido y a ella le ha tocado vivir la transformación despiadado de una industria del espectáculo que cambió para toda la vida, como ha debido mudar ella. La relación entre la artista y la periodista fue un suplicio para Doña Ana, que acabó por abandonar Cantora a lo largo de unos años.
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Después de dos años de relación, fijaron la boda para el 30 de abril de 1983. El sitio elegido fue la iglesia del Jesús del Enorme Poder y entre los convidados estuvieron la duquesa de Alba, paquita Rico, Massiel, Palomo Linares y Marina Danko, así como Rocío Juradoy Pedro Carrasco. La novia lució un espectacular vestido blanco con una cola de siete metros de largo. “Pues si deseas, vete”, esas fueron las únicas palabras de Isabel hacia los reproches de su madre.
Uno de los días considerablemente más contentos en la vida del matrimonio fue el nacimiento de su hijo, Kiko, que ponía el colofón a una romántica historia cariñosa, que tuvo un final trágico por la desaparición del torero. “Fue la historia cariñosa considerablemente más bonita que imaginarse logre”, narraba la tonadillera en \\’Supervivientes\\’ ante una atónita Mónica Pozos. Isabel se puso melancólica en Honduras y contó con pelos y señales de qué forma conoció a Francisco Rivera, \\’Paquirri\\’, su gran amor y el padre de su hijo. La iglesia del Gran Poder de la capital Hispalense fue testigo del link más mediático y comentado de la época. Uno de los días más felices en la vida del matrimonio fue el nacimiento de su hijo, Kiko, que ponía el broche de oro a una romántica historia de amor, que tuvo un final trágico por la muerte del torero. No obstante, una discusión con la tonadillera habría causado que no asistiera al enlace, y en el fragor de similar enfado, fue cuando este amigo del matrimonio contó a Teresa Rivera lo que sucedía entre Pantoja y entre las invitadas.
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Tampoco deseaba vivir cerca de Encarna, pero ella iría allá donde fuera su hija, pero eso le supusiese un gran dolor. Según la citada periodista, la supuesta apasionado de Isabel sería una millonaria levantina que estuvo presente en la despedida de solteros de la pareja y en la posterior boda religiosa en la Iglesia de Jesús del Gran Poder, en Sevilla. La tentación de emplear a Isabel como metáfora de la evolución del país, igual que las letras de sus canciones la emplean como fundamento y también intérprete de exactamente las mismas, es bastante fuerte para no aprovecharla. De esta forma, se ve en ella un emblema de lo cañí, lo ancestral, lo clásico, en un momento en el que España luchaba por meterse de lleno en la modernidad sin renunciar a su esencia. Su breve trayectoria por el cine significaría su aceptación por la modernidad otrora llamada progre, por la colaboración junto a Víctor Manuel o José Coronado, con el que mantuvo un breve y sonado affaire. Y para una generación de españoles, la imagen de la Pantoja sentada en el juicio junto a su ex y la ex de su ex, supuso un revulsivo y el símbolo de que nada volvería a ser igual .
Encarna period una mujer recelosa de lo que consideraba “de el”, pero a Isabel tenía que compartirla con su hijo. A este suplemento llega la crónica de que un día la locutora entró en cólera por un beso de Kiko Rivera a su madre. En las fiestas de cumpleaños que festejó Isabel Patoja durante su amistad con Encarna, no hubo rastro de su madre. Tampoco en sus acontecimientos públicos, como el estreno de la segunda película de Isabel, El día que nací yo. Poco a poco, ambas mujeres se van aproximando, al punto de que la cantante se muda a La Moraleja para estar mucho más cerca la una de la otra. A doña Ana no le logró ninguna gracia dejar Cantora, el ubicación que amaba tanto que quiso fallecer allí.
Algo pasó en el salón de la celebración, ya que los invitados cuentan a LOC que Encarna apareció a mitad del convite con los ojos llorosos. Algo no iba bien entre Isabel y su amiga y el pequeño Kiko Rivera podía tener qué ver. El libro De manera directa, Encarna Sánchez , escrito por Juanele Zafra, coautor de este producto, deja perseverancia de de qué manera percibió el público la separación de Doña Ana e Isabel. “Yo fui dama de honor en su boda, el día antes se hizo un ensayo de de qué forma debíamos ir. Pasó una cosa súper fuerte. La lámpara enorme que había en la iglesia se cayó y eso para mí fue un presagio de mala suerte” fueron las palabras de Silvia Pantoja. El padre de nuestra Laura, como recordó Socialité, llamó al taxi que la tendría que recoger para llevarla a Sevilla. Este viaje, que se puede realizar de ida y vuelta en algo menos de tres horas, ocupó a doña Ana años, ya que no volvió a pisar la famosa finca hasta el día de hoy en que Encarna y también Isabel rompieron su relación.
Para crearlo se invirtieron más de 200 horas de trabajo y una fundamental suma de dinero. «Que mi madre cuente esto me hace meditar que verdaderamente está a gusto con lo que está contando y lo que vive. Fueron las expresiones de Chabelita al sentir la historia amorosa de su madre, contada desde las playas de Honduras. La tonadillera ha contado su historia amorosa con Paquirri, el enorme amor de su crónica. De a poco, las dos mujeres se marchan aproximando, al punto de que la artista se muda a La Moraleja para estar más cerca la una de la otra. A doña Ana no le hizo ninguna gracia dejar Cantora, el sitio que amaba tanto que deseó fallecer allí.
Novios, prensa e imaginario pop patrio se resarcirían de ese misterio cuando festejaron en agosto su boda por la iglesia, la del “Si me deseáis, irse” y el olor de multitudes. Cegada de felicidad, Isabel Pantoja se encontraba esperando su primer hijo con el que era el amor de su historia. El 9 de febrero de 1984 vino al planeta Francisco Rivera Pantoja para llenar la alegría de la pareja y, solo siete meses después, la catástrofe marcaría para siempre a la familia. Tras recortar la tarta, instante en el que los recién en matrimonio echaron a volar 40 palomas blancas, Isabel y Paquirri, acompañados por la tuna de la Capacitad hispalense de Farmacia, se subieron al ámbito y han comenzado a bailar sevillanas. Supuso un acontecimiento habitual para la época, en tanto que se daban el “Sí, deseo” el torero del momento y la tonadillera con más futuro en el planeta de la música. Isabel Pantoja se casó con Paquirri el 30 de abril de 1983 en Sevilla.
Aparte de esto, está muy unido a sus hermanos, Francisco y Cayetano, a pesar de que Isabel Pantoja jamás les dio las pertenencias de su padre. Y agregaban, “Se casaron por despecho”, por si acaso el mensaje no se encontraba claro. En efecto, el 23 de abril y por sorpresa, Lolita se había casado en una sensato liturgia civil que fue tildada de “enigmática”.
Dona Ana agarró su bolso, dejó atrás cualquier pertenencia y andando en absoluta soledad y sin ver atrás llegó hasta la carretera. El padre de nuestra Laura, como recordó Socialité, llamó al taxi que la debería recoger para llevarla a Sevilla. Este viaje, que se puede realizar de ida y vuelta en algo menos de tres horas, ocupó a doña Ana años, en tanto que no volvió a pisar la famosa finca hasta que Encarna y también Isabel rompieron su relación. Y prácticamente 4 décadas después, muchos charlan en este momento que, un año después de la boda, Paquirri deseaba divorciarse de Isabel Pantoja pues no period feliz y se encontraba agotado de que en su casa estuviese toda la familia de su mujer.